domingo, 8 de julio de 2012

De Fritanga al robo de tierras del narcotráfico

A los seres humanos nos fascinan las novelas, es natural, pero son predecibles y algunas veces increíbles, por eso cuando se presenta la oportunidad de hacer una novela de un caso real, los medios no dejan escapar la oportunidad de ganar una buena cantidad de audiencia y dinero, producto de nuestro morboso interés.

El problema no es que la gente se entretenga con las noveles de la vida real como la de Dania, el caso Colmenares o ahora Fritanga, eso es natural, el problema es que para ganar mayor audiencia, los medios permitan que los expertos del entretenimiento asuman las banderas del análisis político, trivializando los problemas de fondo y confundiendo a las audiencias masivas.

El que a la fiesta de más de ocho días de Fritanga hayan asistido actores, modelos y gente reconocida de la farándula criolla, convirtió esta novela en un sebo muy apetecible para la audiencia.

La historia ha sido abordada desde la trivialidad y en las discusiones cotidianas o reclamos de la ciudadanía se han olvidado asuntos realmente importantes sobre el impacto de los narcotraficantes en la tenencia de la tierra en Colombia. Desde la década de los 80, los narcos y sus generaciones, han logrado manipular los poderes del Estado para adueñarse de terrenos públicos y de los de millares de campesinos e indígenas.

Si los narcos son capaces de robarle los terrenos al propio Estado sin que este si quiera chiste, ¿qué esperanza tenemos los colombianos de que el Estado algún día sea capaz de restituir las tierras a los millones de desplazados víctimas de narcotraficantes como Fritanga?

Fritanga es de las últimas generaciones de narcotraficantes que bajo el cómodo nombre de paramilitares lograron un estatus político que les permitió robar tierras en la impunidad.

El señor Camilo Torres alias Fritanga es miembro de los Urabeños, un remanente del grupo paramilitar que fuera comandado por Salvatore Mancuso y Don Berna, todos narcotraficantes y espeluznantes asesinos, culpables de la miseria en Córdoba (y otras regiones), causantes del desplazamiento forzado, muertes violentas y torturas de campesinos, indígenas, dirigentes políticos y sindicales; responsables de los tratos macabros con trasnacionales como Chiquita Brands, Coca Cola y otras.

La región donde se ubica Isla Múcura, es un complejo sistema de corales, únicos en el mundo y hoy amenazados por el mal manejo turístico, especialmente de transporte de pasajeros en lanchas y Yates. Toda la región hace parte del Parque Natural Nacional Islas del Rosario y San Bernardo, reconocido internacionalmente por su riqueza en biodiversidad coralina.

Nadie entiende, al parecer ni siquiera el Incoder, cómo es que privados, igual que sucedió en el Parque Natural Nacional Tayrona, lograron hacerse a estas Islas del Estado, que en la actualidad no son reconocidas como parte del complejo sistema del Parque Natural. El secuestro ilegal de estas Islas, arrinconó a un Estado permisivo, pero todos los ambientalistas sabemos, que además de dos pequeñas islas que sí hacen parte del Parque, todas las islas del Rosario y San bernardo, deberían ser expropiadas y reclamadas para conservar el paraíso natural, y de paso dar condiciones dignas a sus habitantes isleños.

La lista de los dueños de predios en estas Islas es interminable, desde reconocidos banqueros, empresarios, narcotráficantes como Mancuso o Jabón, hasta población isleña.

En Isla Múcura además del hotel Punta Faro, de dudosa procedencia, se encuentra el hotel que fuese de Mancuso, hoy incautado y con el que el narco pretendía reparar a las víctimas, aunque el predio es del Estado;  un pequeño y modesto terreno perteneciente a un biólogo experto en ecología marina; y un pequeño caserío de isleños, quiénes contrario a la opulencia, despilfarro y desperdicio no dignos de administrar tanta belleza natural, son pobres, desprotegidos, sin las mínimas condiciones de salubridad, salud y educación, estas personas no tienen ni siquiera acceso a agua potable.

Ningún gobierno desde hace decenas de años ha querido ocuparse del chicharrón que implica la construcción y tenencia ilegal de la tierra en estas islas, pero ningún ciudadano lo ha presionado tampoco, quizá estamos muy distraídos con las noticias de las modelos que van de parranda a estas exclusivas Islas, de las que todos nosotros colombianos, somos dueños.

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